Creo en un acompañamiento real, respetuoso y profundo. No trabajo con fórmulas mágicas ni con discursos de positividad superficial que ignoran el dolor auténtico que cada persona lleva dentro. Sanar no es forzarse a estar bien. No es negar el dolor ni maquillar las heridas. Es atreverse a sentir, mirar de frente las memorias que cargamos y reconocer cada capa que nos habita: ✔ Emociones atrapadas ✔ Patrones inconscientes ✔ Lealtades familiares ✔ Karma ✔ Heridas antiguas que, a veces, ni siquiera sabemos que llevamos Por eso, no sigo un único enfoque. Cada persona es un entramado único de cuerpo, mente, alma y energía. Su proceso de sanación también lo es. Mi manera de acompañar integra herramientas emocionales, energéticas, simbólicas y corporales, para sostener esa complejidad desde el respeto, la conciencia y la profundidad. Mi propósito: Ayudarte a liberar las capas que ya no resuenan contigo, para que vuelvas a habitarte con autenticidad, libertad y enraizada en tu verdad. Sanar no es llegar a un ideal de perfección. Sanar es recordar quién eres, más allá de lo que heredaste, sufriste o creíste ser. Y en ese camino, muchas mujeres han logrado: ✔ Decir “no” sin culpa ✔ Salir de relaciones que ya no nutren ✔ Vivir con calma emocional, incluso en momentos difíciles ✔ Reconectar con su deseo y su autenticidad